Texto sobre el ideal de la partería, que no, de la partería ideal

El siglo XXI debería ser el descubrimiento de las comadronas en todo su potencial y sus posibilidades.
Somos prácticas, eficaces, pacientes, sostenedoras, mediadoras, cálidas, activas, imperativas, un punto tercas, decididas y directas; limpias, ordenadas y sistemáticas, descaradas, emprendedoras, sutiles, previsoras, sensibles, habilidosas, luchadoras, incansables, incombustibles, trabajadoras, indomables, autónomas y responsables, taxativas pero atentas y competentes.
Deberíamos mostrarnos acogedoras, respetuosas, justicieras, a veces algo más rigurosas y púdicas
No somos sombras, invisibles, fantasmas del sistema, esclavas del tiempo, represoras, profesionales frustradas y frustrantes para las mujeres.
Somos más que cuidadoras, acompañantes y serviciales
Somos la voz femenina en la salud procreativa humana. El eco de la tradición de todos los tiempos en el viaje biológico femenino de la perpetuación de la especie humana.
Somos las herederas de la sabiduría “sororial” en cuestiones de mujeres y de su idiosincrasia corporal.
Somos el espejo de las mujeres de nuestro tiempo: ambivalentes y contradictorias, ambiciosas y curiosas, intimistas y narcisistas. Somos también su garante y sus interlocutoras en el arte de la obstetricia.
Estamos destinadas a trabajar con los médicos y a formar equipos multidisciplinarios para nuestro propio beneficio y el de las mujeres a quienes atendemos
Nuestro porvenir pasa por cada una de nosotras en su deseo de ser matrona y de demostrar lo que sabe y puede hacer.
Bienvenidas al futuro, la riqueza está en nosotras mismas y simplemente hemos de ser capaces de desplegarla en la realidad y en mostrarla en toda su variedad pero con firmeza y humildad, es decir con aspiraciones “identitarias” y no con aspiraciones imposibles de alcanzar u obligaciones imposibles de cumplir.
(Estoy con un brutal ataque de optimismo primaveral?!!!)