
EL TIEMPO VUELA COMO LAS LIBELULAS QUE UTILIZO EN SIMBOLO
CON LA PRIMAVERA INVERNAL (O ES AL REVES) NUEVO PENSAMIENTO SOBRE LA SEXUALIDAD
La sexualidad humana es una necesidad y también una construcción socio-cultural.
La relación de la sexualidad humana y la procreación ha quedado en occidente desvinculada, a raíz del uso y la divulgación de los métodos anticonceptivos, imprimiendo en el consciente cierta liberación del deseo sexual y la defensa de la satisfacción centrada en el cuerpo.
Los cambios en las biografías conyugales han determinado por una parte que la legitimización de la sexualidad y de su actividad sea entendida como un derecho individual y con ello todo lo relacionado a la autonomización del cuerpo en referencia a la sexualidad coital vaginal para las mujeres en sus consecuencias procreativas
Hay cierta dimensión energética de las relaciones corporales genitales que se ha desestimado en pro de un discurso y de unas demandas sexuales llamadas patriarcales, cuando en el origen tenían cierto sentido de círculo energético y de un placer mutuo en el momento que el pene estaba en la vagina: posiciones, movimientos, respiraciones que incluso pueden desenmarcar el orgasmo y/o la eyaculación como objetivos a alcanzar.
A pesar de que las normas sociales actualmente parecen estar más relajadas en referencia al uso y disfrute de la sexualidad, pocas cuestiones se ponen encima de la mesa para poder debatir no la experiencia en sí, sino sus pormenores, riesgos, derivaciones e incluso yo diría delirios fantasmagóricos.
Existe mucho sexo explícito pero poca educación sexual explícita. Vinculada la sexualidad al afecto o a la comunicación personal, respetuosa con la cíclica posibilidad procreativa femenina (los hombres son siempre fértiles), atenta y responsable a las posibles consecuencias de la actividad sexual variada con otras personas: por la existencia de las enfermedades de transmisión sexual y las prácticas de riesgo sean de situaciones procreativas o de contagio.
En la realidad se tiene que valorar las preferencias femeninas y masculinas al uso y disfrute de la propia sexualidad, el uso de métodos para el encuentro sexual con el/la otro/a. La obligatoriedad de la consecución del orgasmo, cuya “función” actualmente ha relegado a la procreación vinculándose como primordial al resultado de la actividad sexual. Todo ello pone el énfasis en una actitud individualizada con respecto a la sexualidad con lo que supone de vacío de sentido desde el punto de vista de encuentro heterosexual.
Divergencias entre las conductas y las expectativas y entre las fantasías y la realidad.
Tampoco se plantean abiertamente las negociaciones imprescindibles para legitimizar todos los comportamientos al uso sexual y la capacidad de asumir los pormenores y las consecuencias del encuentro sexual con los otros.
Es necesario hablar de la sexualidad, de sus matices, de su simbólico, de su prensa, de su manejo, de su sentido e incluso de la moralidad que la acompaña y la guía. Es preciso plantear el tema desde un punto de vista positivo y realista. Es fundamental dejar de banalizar el tema para poder dejar en mínimos todos los inconvenientes y problemas que se pueden suscitar del hecho de ser animales mamíferos sexuales.
La relación de la sexualidad humana y la procreación ha quedado en occidente desvinculada, a raíz del uso y la divulgación de los métodos anticonceptivos, imprimiendo en el consciente cierta liberación del deseo sexual y la defensa de la satisfacción centrada en el cuerpo.
Los cambios en las biografías conyugales han determinado por una parte que la legitimización de la sexualidad y de su actividad sea entendida como un derecho individual y con ello todo lo relacionado a la autonomización del cuerpo en referencia a la sexualidad coital vaginal para las mujeres en sus consecuencias procreativas
Hay cierta dimensión energética de las relaciones corporales genitales que se ha desestimado en pro de un discurso y de unas demandas sexuales llamadas patriarcales, cuando en el origen tenían cierto sentido de círculo energético y de un placer mutuo en el momento que el pene estaba en la vagina: posiciones, movimientos, respiraciones que incluso pueden desenmarcar el orgasmo y/o la eyaculación como objetivos a alcanzar.
A pesar de que las normas sociales actualmente parecen estar más relajadas en referencia al uso y disfrute de la sexualidad, pocas cuestiones se ponen encima de la mesa para poder debatir no la experiencia en sí, sino sus pormenores, riesgos, derivaciones e incluso yo diría delirios fantasmagóricos.
Existe mucho sexo explícito pero poca educación sexual explícita. Vinculada la sexualidad al afecto o a la comunicación personal, respetuosa con la cíclica posibilidad procreativa femenina (los hombres son siempre fértiles), atenta y responsable a las posibles consecuencias de la actividad sexual variada con otras personas: por la existencia de las enfermedades de transmisión sexual y las prácticas de riesgo sean de situaciones procreativas o de contagio.
En la realidad se tiene que valorar las preferencias femeninas y masculinas al uso y disfrute de la propia sexualidad, el uso de métodos para el encuentro sexual con el/la otro/a. La obligatoriedad de la consecución del orgasmo, cuya “función” actualmente ha relegado a la procreación vinculándose como primordial al resultado de la actividad sexual. Todo ello pone el énfasis en una actitud individualizada con respecto a la sexualidad con lo que supone de vacío de sentido desde el punto de vista de encuentro heterosexual.
Divergencias entre las conductas y las expectativas y entre las fantasías y la realidad.
Tampoco se plantean abiertamente las negociaciones imprescindibles para legitimizar todos los comportamientos al uso sexual y la capacidad de asumir los pormenores y las consecuencias del encuentro sexual con los otros.
Es necesario hablar de la sexualidad, de sus matices, de su simbólico, de su prensa, de su manejo, de su sentido e incluso de la moralidad que la acompaña y la guía. Es preciso plantear el tema desde un punto de vista positivo y realista. Es fundamental dejar de banalizar el tema para poder dejar en mínimos todos los inconvenientes y problemas que se pueden suscitar del hecho de ser animales mamíferos sexuales.