VISION

Es difícil separar el apartado de fertilidad del procreativo también en esta bitácora, pues hoy me parece sugerente hablar de lo que acompaña a la modernidad, como coyuntura socio-cultural.
Cada generación trae consigo una corriente energética, diríamos, según los chinos cada año nacen en un cierto intervalo desde fin enero o principios de febrero, seres humanos que tendrán en común una serie de maneras de hacer, y lo que es verdad es que las cosas cambian sin parar aunque a momentos no seamos conscientes en donde se emprende un cierto cambio que va a versionar el modo de entender la realidad o bien que va a poner en el aire cierto modo de mirar la realidad.
Hoy en día, de un modo claro, la modernidad (vamos a llamar de este modo a nuestra coyuntura actual) no tolera el secreto e impone transparencia a toda costa. Exige y reclama visibilidad y no es que sea generosa es derrochadora en todo lo que impregna. Pero lo que me parece mal es que ese rigor sobre cierta verdad sea una imposición hacia fuera porque así se malinterpreta la realidad. Hay algo que la cultura de la imagen ha impuesto como obligatorio y a, momentos terriblemente perjudicial, con esa necesidad de certificarlo todo, hay quien lo llama estética pero muchas veces son las caras externas y casi siempre ajenas a la propia realidad y por tanto generadoras de tensión, fantasía y/o esterilidad para cualquiera. Ya que impiden, dificultan o imposibilitan que el propio individuo crezca madurando en la consecución de vivir su propio camino.

Ecografías que parecen mirar intra-útero y no ven en realidad pues o dependen del aparato
–definición y posibilidades-, o del profesional que los utiliza –experiencia, habilidad, rigor –
y no solamente incorporación de un elemento “objetivo” que protege (no se sabe a quien de qué) o disfraza una seguridad irreal pues nada de lo que haya de devenir en el fondo y esencialmente es modificado por hacer más (Hay quien podría alegar que esta afirmación no es cierta pero no creo que las cesáreas que se puedan realizar en la detección de alteraciones ecográficas inhiban “Mozarts”, que promuevan “Budas”, que protejan “Einstens” y casi si me apuran no sé si hasta pueden llegar a suscitar disléxicos, hiperactivos, …. Y lo que está claro es que generan muchísima visión que desarrolla unas vías de “conocimiento” por ver pero negadas al sentir y a la aceptación que exige ser una persona madura y adulta: “Las cosas en apariencia no son nunca como una quisiera que fuesen” ) Espero que no se mal interprete lo que digo y quiero decir, pues los diagnósticos no pueden incidir en lo que es y lo que causa esa realidad y tengo dudas si inciden en la consecuencia de ese ser (digamos así) aunque sí inciden en lo que rodea.

Ya sé, que juego con el ver y con las apariencias, con la posibilidad y la impotencia pero es para poder también decir que no se puede separar el dentro y el afuera. Que cualquiera de las actividades que se ejecuten están obligadas a englobar estas dos opciones-direcciones; pues si no pueden plantearse como bisagras de crecimiento personal, no creo que valgan la pena.
Pero este compromiso profesional con respecto a las acciones, es también una decisión personal, pero creo que poner esta simple reflexión en el papel puede ayudar a que se tengan en cuenta todos los matices.

Si vamos a mirar es comprometido ver, intentando observar todo lo que se puede visionar.
Otra cosa es el vislumbrar pues exige una elaboración posterior a la experiencia.